Artículo de Opinión "Pena de Muerte"


Pena de muerte

Hecho por Alejandra Gómez y Carolina Pérez



Hablar de pena de muerte en cualquier lado puede ser visto como algo justo, aceptado o hasta bueno de hacer por lo que más se merezca esa persona, pero sin duda es algo cruel, inhumano y degradante. La pena de muerte, también llamada pena capital, es la máxima oposición a los derechos humanos ya que infringe el derecho a la vida y el derecho a no sufrir tortura; ambos protegidos por la Declaración Universal de Derechos Humanos, adoptada en 1948 por la Organización de las Naciones Unidas.

La Ley está hecha para corregirla; al ejecutar a un individuo de esa manera le estás impidiendo la rehabilitación y el arrepentimiento; en lugar de matarlos, la Ley debería castigarlos de una forma menos maligna, ya sea mandando a los criminales a una cárcel por cierto tiempo y apoyándolos a reformarse para ser mejores personas y no cometer los mismos errores. Nada ni nadie debería tener el derecho a quitarle la vida a otro ser humano; si la persona condenada hizo un mal a matar, asesinar al criminal te hace igualmente culpable.

Quitar la vida es fácil, pero devolverla es imposible; un estudio presentado por Samuel Gross demuestra que en Estados Unidos 7,482 personas fueron condenadas a muerte, 12.6% de estas fueron ejecutadas y uno de cada 25 de ellas sería inocente. Teniendo en mente esto, el director del Centro de Información sobre la Pena de Muerte, Richard Dieter, anunció que: "Cada vez que tenemos una ejecución existe un riesgo de matar a una persona inocente…”

Normalmente, los países que practican la pena de muerte suelen decir que es un método efectivo para acabar con la violencia en el mundo, sin embargo, no hay pruebas ni hechos que demuestren dicha afirmación; hasta la fecha, el número de crímenes no ha reducido y el tema de la violencia sigue sin solucionarse. Intentar resolver los crímenes con la pena de muerte es como intentar apagar un incendio echándole más leña al fuego. “La venganza no es la respuesta. La respuesta se basa en reducir la violencia, no en ocasionar más muertes”, así lo dijo Marie Deans, cuya suegra fue ejecutada en 1972.
De igual manera, en los estados abolicionistas no está afirmado que el número de delincuencia sea menor que en los que sí está permitido, no obstante, estos sí respetan los derechos de cada individuo y buscan métodos más factibles para hacer reflexionar a los criminales acerca de la equivocación atribuida. Hoy en día, más de dos tercios de los países del mundo han abolido la pena de muerte en su legislación o en la práctica.

Con respecto a este tema tan polémico en el mundo, debemos recalcar que nos oponemos a la pena de muerte en todos los casos, independientemente de quién sea la persona acusada, de su culpabilidad o inocencia, del delito cometido o del método utilizado para la ejecución. Al oponernos a la pena de muerte, no estamos intentando minimizar o aceptar la delincuencia, pero, como han dicho muchas familias que han perdido a seres queridos, la pena de muerte no puede verdaderamente aliviar su sufrimiento. Simplemente extiende ese sufrimiento a la familia de la persona condenada.

La pena de muerte es discriminatoria. A menudo se ha empleado desproporcionadamente contra los más pobres, contra minorías y contra miembros de determinadas comunidades raciales, étnicas y religiosas. La pena de muerte es irreversible e inevitable que afecte a víctimas inocentes. Mientras la justicia humana sea falible, nunca podrá eliminarse el riesgo de ejecutar a un inocente. Estas son las razones por las cuales decimos NO a la pena de muerte.




















Bibliografías:
     Pijamasurf. (2014). UNO DE CADA 25 CONDENADOS A MUERTE EN EE.UU. SON INOCENTES (ESTUDIO). 2018, de PIJAMASURF Sitio web: http://pijamasurf.com/2014/04/uno-de-cada-25-condenados-a-muerte-en-eu-son-inocentes-estudio/
     Amnistía. (2015) La pena de muerte. 2018, de Amnistía Internacional Sitio Web: https://www.amensty.org/es/what-we-do/death-penalty/death-penalty-your-questions-answered/

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