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Pena de Muerte
País: Inglaterra
Tópico: Pena de Muerte
Nombre: Alejandra Gómez Aznar
Escuela: Instituto Peninsular
La pena de muerte o pena
capital, consiste en quitar la vida de una persona que, de
acuerdo al juez, es considerada culpable de una falta grave. Cada año, son
ejecutadas miles de personas. Táctica utilizada como castigo por una variedad
de delitos. Los delitos que conllevan a éste castigo, pueden variar desde el
tráfico de drogas, terrorismo, asesinato, o inclusive por orientación sexual.
En algunos países, las personas ejecutadas son menores de 18 años y se les
ejecuta en el momento de cometer el delito. Sin embargo,
normalmente los acusados son encarcelados durante años en el “corredor de la
muerte” antes de ser ejecutados.
Habiendo estudiado, la pena
de muerte ha existido a la par con la humanidad. Si bien, ha tenido
algunas variantes en su aplicación y delitos por los que se impone, dependiendo
de las costumbres y usos en cada cultura. En la edad antigua y edad media, se
trataba de imponer el mayor sufrimiento al delincuente condenado a dicha pena;
la lapidación, la rueda, el garrote, el descuartizamiento y la hoguera fueron
formas de su aplicación. En la actualidad, los tipos de ejecución son:
decapitación, electrocución, ahorcamiento, inyección letal y en algunos casos
el fusilamiento.
Viendo con apreciación, hoy en
día se han establecido varios pactos que han ayudado a consolidar el movimiento
abolicionista de la pena capital. En 1977 la pena de muerte
había sido abolida en 16 países. Y tan solo 40 años después, 141 países la han
abolido en la ley o incluso, a pesar de que continúe dentro de sus leyes, han
dejado de practicarlo. No obstante, numerosos países siguen poniendo en
práctica la pena de muerte sin restricciones y al final de 2016 había en el
mundo al menos 18,848 personas condenadas a muerte, de las cuales 3,117 si
fueron ejecutadas.
Enfatizando, la pena
muerte viola dos derechos humanos fundamentales: el derecho a la vida y el
derecho a no sufrir tortura. Ambos derechos protegidos por la Declaración
de los Derechos Humanos adoptada por las Naciones Unidas en 1948.
La Pena capital en el Reino Unido existió desde la creación del Estado
en 1707 hasta que se abolió en el siglo XX. Las últimas ejecuciones en el Reino
Unido por ahorcamiento se llevaron a cabo en 1964, mientras que la pena de
muerte se abolió para delitos de asesinato. El
ahorcamiento como forma de castigo capital fue introducido en Inglaterra por
los invasores anglosajones del siglo V, por
lo que en siglo X se había convertido en un método común de ejecución. Guillermo
el Conquistador promulgó que el ahorcamiento se debía utilizar solamente para
los conspiradores o en tiempos de guerra, y pidió que en su lugar los
criminales fueran castrados y dejados ciegos. Guillermo Rufus (Guillermo II)
reintrodujo la horca, pero solamente para los que culpables de robar ciervos
reales. Más adelante, bajo el
reinado de Enrique VIII se calcula que unas 72,000 personas fueron ejecutadas
por varios métodos entre los que se destacan el escaldamiento, la quema en la
estaca, decapitación, y la horca, junto con la castración y el
descuartizamiento. Sir Samuel Romillyse dirigió a la Cámara de los Comunes,
quienes eran los representantes de las ciudades, en
cuanto al castigo capital, declaró el “código
sangriento” que dice: “No hay ningún país
en la faz de la tierra en el cual existan tan diversas ofensas según la ley que
se castiguen con la muerte como en Inglaterra.” Esta decretaba que al haber
cometido 220 delitos era susceptible ser castigado con la pena capital. Las
ejecuciones para el asesinato, violación de domicilio, y el robo, eran comunes,
las sentencias de muerte de delincuentes de menor importancia a menudo se
llevaron a cabo. Además, se
ejecutaron niños por delitos de menor importancia como lo es el robar. En 1965,
el parlamentario laborista, Sydney Silverman, fue quien se había dedicado a la
causa de la abolición durante más de 20 años, propuso un proyecto de un miembro
privado para la abolición que fue pasado en un voto libre en la Cámara de los
Comunes por 200 votos a 98. La Ley de 1965 con respecto a la abolición de la
pena de muerte por asesinato, suspendió la pena de muerte en Inglaterra, País
de Gales, y Escocia, para el asesinato, con
tal de hacerla permanente. El 20 de mayo de 1998, la
Cámara de los Comunes votó la ratificación del sexto Protocolo de la Convención
Europea sobre Derechos Humanos prohibiendo la pena capital excepto en
"tiempo de guerra o inminente amenaza de guerra."
La pena de muerte fue abolida en Inglaterra ya que está considerada como una gran violación a los derechos humanos
de cada individuo. Inglaterra considera que la pena de muerte es "la
negación definitiva e irreversible de los derechos humanos". Viola no solo
el derecho a la vida, sino también el derecho a no ser sometido a tratos
crueles, inhumanos y degradantes. Asimismo,
presionamos a otros países para que voten a favor de la Resolución de la ONU
sobre la Moratoria del uso de la Pena de Muerte. Pero a pesar del creciente acuerdo en el Reino Unido y Europa sobre la
necesidad de la abolición, la pena capital va en aumento en todo el mundo. Notando con gran preocupación, hubo un
aumento del 54% en el uso de la pena de muerte desde 2014 hasta 2015. Además, ese informe ni siquiera tomó en
cuenta a China, que probablemente sea el principal verdugo del mundo, ya que el
país se niega a publicar datos sobre su uso de la pena de muerte. Ahora es una
reliquia de una era más violenta, un tiempo cuando los malhechores fueron
azotados, puestos en las existencias o transportados a países lejanos para la
servidumbre criminal. Ahora vivimos en una era donde la mayoría de la gente en
Gran Bretaña no quiere la pena de muerte y realmente no piensa mucho al
respecto, excepto, tal vez, cuando leen sobre una horrible ejecución fallida en
los Estados Unidos. El argumento de que la pena capital es un elemento de
disuasión contra las personas que cometen asesinatos es uno de los mitos más
obstinados sobre la pena de muerte. La investigación global de las Naciones
Unidas y numerosos académicos han demostrado reiteradamente que esto no es cierto.
El reino de la pena de muerte ha terminado en Gran Bretaña.
Afirmando que Inglaterra ya ha tomado acciones para encontrar
una solución como presionar a otros
países para votar a favor de la Resolución de la ONU sobre la Moratoria del uso
de la pena de Muerte. Es por eso que el Reino Unido firmó el Protocolo 6 y el
Protocolo 13 de la Convención de Derechos Humanos, que abolió la pena capital. El gobierno del Reino Unido tiene
una política de oposición a la pena de muerte en todas las circunstancias y
está trabajando para abolir la pena de muerte en todo el mundo, 65 países aún mantienen la pena capital por esos delitos en particular
son: China, Estados Unidos, Arabia Saudita e Irán.
También es muy difícil creer en el "efecto
disuasorio" con el hecho de que, en los Estados Unidos, por ejemplo, los
estados que usan la pena de muerte como Texas tienen índices de homicidio
significativamente más altos que los estados donde la pena de muerte ha sido
abolida. No hay un único efecto disuasivo al tener
que colgar la soga en un sistema de justicia, y una gran proporción de los
asesinatos son, en cualquier caso, matanzas de sangre con poca premeditación.
Lo que es único acerca de la pena capital es su finalidad escalofriante. Una
vez llevado a cabo, no hay vuelta atrás. Un prisionero encarcelado erróneamente
puede ser liberado, indultado y recibir daños y perjuicios, una erróneamente
ejecutada se convierte en una tragedia judicial.
La pena de muerte degrada a todos y a todo lo relacionado con ella. Si
se aplica incorrectamente no puede remediarse, y es absurdamente ingenuo o
escandalosamente arrogante suponer que un sistema judicial no puede sentenciar
a muerte a alguien por error. Si el objetivo es eliminar a una persona
peligrosa de la sociedad, la Ley reemplaza la pena de muerte con una pena de prisión
obligatoria de por vida. Si el objetivo es una retribución exacta, entonces
simplemente descendemos a la barbarie de años anteriores. Hoy, junto con la
mayor parte del mundo, el Reino Unido reconoce que esta práctica medieval
pertenece al basurero de la historia. A
mi parecer, algunas propuestas para buscar la solución a este problema
mundialmente conocido sería el aislamiento de un criminal de la sociedad pues es fundamental para su
rehabilitación por lo que se evita
que cometa delitos involucrando a individuos inocentes. Por otra parte, en un artículo publicado
en Motherboard, el escritor Zoltan Istvan (cuya campaña para presidente ya
hemos tratado anteriormente) defiende una tecnología similar: un implante
cerebral que podría convertir a los peores criminales en miembros honrados de
la sociedad, rehabilitándolos en una forma nunca antes posible, puesto que tal vez en dos décadas estos
implantes puedan enviar señales a nuestros cerebros que manipulen nuestros
comportamientos. Serán capaces de controlar los temperamentos fuera de control
y las acciones violentas, y tal vez incluso pensamientos desagradables. “La
tecnología ya casi está ahí”, argumenta, “Miles de personas usan implantes para
tratar la sordera, la epilepsia o el Alzheimer. Algunas formas nuevas afirman
alterar los estados de ánimo de las personas. Y con millones de dólares del
gobierno invirtiendo en la investigación del cerebro, este tipo de implante
debe estar a la vuelta de la esquina.” Este tipo de tecnología plantea la pregunta
obvia: en lugar de matar a alguien que ha cometido un crimen terrible,
¿deberíamos alterar su cerebro y la forma en que funciona para que sean una
mejor persona?
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