Artículo de opinión “Mujeres perdidas en una sociedad Machista”

“Mujeres perdidas en una sociedad Machista”

Por: Ginger Lavoignet y Lena Suárez

Tras ocho años de intervención internacional, la discriminación de las afganas es similar a la época de los talibanes; ocho de cada diez sufren violencia doméstica.

Las mujeres afganas son víctimas de una mentalidad medieval. Por años, la sociedad y el gobierno han manipulado y restablecido diferentes leyes donde se lleva a cabo un desprecio y una violencia directa hacia las mujeres. El presidente Hamid Karzai forma un amparo a todas esas leyes de justicia, de tradición y de voluntad a los hombres que por más de 30 años han sido parte de guerras peligrosas, con la finalidad de justificarse en el nombre de Dios para cometer violencia y agresión.

Tenemos en perspectiva un país donde toda mujer debe ocultar su belleza para evitar una violación, donde según algunos estudios, se cometen entre familias. Tenemos un país donde más del 78% de las mujeres son obligadas a contraer matrimonio antes de los 18 años, según las Naciones Unidas y la Asociación Revolucionaria de las mujeres de Afganistán. 

 "En Afganistán sólo el 5% de los casos de violencia machista acaban en un tribunal", según estadísticas de la ONU. De los cuales, solo el 18% logra tener éxito.

Ahora bien, todos estos problemas relacionados con la violencia doméstica y el no dejar que una mujer dicte una libertad de expresión no terminan ó no son solo los únicos. En los años recientes (e incluso mucho más en retrospectiva) vemos que la mujer afgana no tiene acceso a la educación. Según estimaciones, alrededor de 210 escuelas han sido cerradas y unas 20,500 niñas se han quedado sin escolarización. ¿Cómo se espera terminar una guerra si sus futuras generaciones vivirán en la misma ignorancia de los últimos 50 años?

Vemos que el trato que reciben la mujeres afganas es inhumano. Nadie las protege de la violencia. Ni el Gobierno ni la comunidad internacional han hecho nada en ocho años por cambiar la situación. Es imposible condenar a nadie por violación; los jueces liberan a los acusados tras el pago de un soborno. La mujer afgana apenas tiene acceso a la educación y en las zonas rurales vive en condiciones de extrema pobreza.

Simplemente el Burka es un ejemplo de la gran discriminación que sufren. Estamos hablando de que el 82% de las mujeres obligadas a utilizarlo toda su vida detestan y preferirían no utilizarlo.

Tomemos en cuenta algunos casos reales donde la discriminación y la comparación han limitado los actos de todas aquellas mujeres que quieren hacer un cambio o hacer todo lo posible por la seguridad propia o común.

El caso de Saima (28 años de edad) es totalmente impresionante. Tras sufrir el derrumbe del edificio donde vivía, fue encarcelada por salir del edificio sin su burka, cuando la joven solamente estaba intentando huir de su muerte.

Malalai Joya de 35 años siendo una diputada del parlamento no puede acudir a su escaño porque fue expulsada pese a que la ley no contempla esa posibilidad. Está amenazada de muerte y vive en la clandestinidad. Todo debido simplemente por acusar a su marido de trabajar en el narcotráfico.

Afganistán, es un país donde hasta los peores crímenes en contra de la voluntad y la seguridad de la mujer no la convierte en víctima, sino, en culpable legítima. Sirva como ejemplo el caso de la joven Gulnaz, una mujer que en 2011 fue violada por su primo, Asadullah Sher Mohammad, y que tras denunciarlo a la policía fue detenida y sentenciada a 12 años de prisión acusada de haber cometido un "crimen moral". Dos años después, y debido a la presión internacional una vez el caso se hizo público, el presidente afgano, por aquél entonces Hamid Karzai, se vio obligado a ordenar su puesta en libertad. Una orden que a pesar de venir de la más alta instancia gubernamental tardó dos semanas en cumplirse.

La sociedad tiene diferentes puntos de vista, por ende, cualquiera pensaría que una solución viable es que la mujer se divorcie de su marido. En Afganistán, las mujeres no se divorcian por que dependen totalmente de ellos, dependen en sectores económicos y de supervivencia. Entonces, si una mujer sufre de maltrato físico y/o moral, ellas no optarán por divorciarse.

Los candidatos a la presidencia no han dedicado su atención a los problemas de la mujer. Tal vez el burka no es el problema, sino la representación del problema. Poco ha cambiado la calidad de vida de las mujeres desde la salida de los talibanes. En Afganistán se mata a la mujer por ser mujer. La única vía es la educación, que el 85% de mujeres analfabetas aprenda a leer y a exigir sus derechos. Existe un Gobierno corrupto que lo único que ha hecho es legalizar la tradición. Vivimos en una cultura de la impunidad.

Defender los derechos humanos de las mujeres en Afganistán es una actividad de alto riesgo, de las más peligrosas del mundo. Como subraya una activista por la igualdad, "[…] las amenazas vienen ahora de todos lados: es difícil identificar a los enemigos. Pueden ser familiares, organismos de seguridad, talibanes, políticos".

Aun así, vemos como diferentes personas han tratado de realzar este problema para elevar la conciencia de personas importantes, pero no solo eso, también tratan de abrir los ojos a generaciones nueva con el único propósito de generar esperanza ¿Por qué? Porque se cree que este grupo de personas harán un gran cambio.

La senadora Rohgul Khairkhwah, reconocida por el Ministerio de Asuntos de la Mujer con el premio a "la más valiente" de Afganistán, es un claro ejemplo de esa estrategia. Su vehículo fue tiroteado por talibanes, que mataron a su hija de ocho años y a su hermano, dejaron inválida a otra hija de 11, y la dejaron malherida por nueve balazos. Lejos de abandonar, retomó su labor política tras dos meses hospitalizada para "motivar a otras mujeres a continuar su trabajo". Dos años después, las investigaciones sobre el atentado no han avanzado lo más mínimo. Pero, sus labores humanitarias siguen.

Podemos ver algunos datos sobre Afganistán y su comunidad femenina y destacamos que no todo siempre fue malo.

Según los datos oficiales Afganistán es uno de los países más pobres del mundo. Tiene 23 millones de habitantes y sólo el 5% de las mujeres saben leer. Sin embargo Afganistán no siempre fue así, en 1940 era una tierra prospera y vibrante llena de oportunidades de futuro. Los edificios modernos, la tecnología y la educación salpicaban este árido paisaje en el que las mujeres usaban faldas de tubo, conducían coches, compraban música y asistían a la universidad.

Finalmente, ¿dónde escapar cuando el infierno está en tu casa?. Afganistán es un país donde tolera todo tipo de maltratos hacia las mujeres y es algo que muchas mujeres gritan en común.      

Maltratadas, sometidas y reducidas en casa por sus propios maridos. Obligadas a contraer matrimonio, aún siendo menores de edad, con hombres desconocidos. Es el día a día de estas mujeres y una de las situaciones más difíciles.

Bibliografías:

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